
Portada de la tesis.
El archivo de fondos digitalizados de la Casa de la Memoria La Sauceda ha incorporado la investigación titulada El fin de la guerra civil española y el exilio republicano: visiones y prácticas de la sociedad argentina a través de la prensa. El caso de Mar del Plata, 1939. Se trata de la tesis doctoral de Lidia Bocanegra Barbecho, presentada en 2006 en la Universitat de Lleida y co-dirigida por Francisco Tovar Blanco (catedrático de Literatura Hispanoamericana del Departament de Filologia Clàssica, Francesa e Hispànica, Facultat de Lletres de la Universitat de Lleida) y María Liliana Da Orden (profesora regular adjunta del Departamento de Historia de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del Plata, en Argentina). La autora era entonces becaria predoctoral FI de la Agència de Gestió d’Ajuds Universitaris i Recerca con el apoyo económico del Fondo Social Europeo y del Departament d’Universitats, Recerca i Societat de la Informació de la Generalitat de Catalunya.
La autora resumen así esta investigación: “El fin de la Guerra Civil española supuso el fin de la esperanza republicana, trágicamente cercenada por la victoria nacionalista, y del comienzo, así pues, de un azaroso y largo destierro de exiliados republicanos que alcanzó medio siglo. La colonia inmigrante española de Argentina, protagonista de aquella vieja inmigración económica, miraba desde el otro lado del Atlántico una guerra civil que la sentía como propia a pesar de vivirla en una tierra lejana. Si bien la sociedad argentina, española o no, estuvo en su mayoría a favor de la causa republicana el gobierno, por su parte, se salvaguardó detrás de una política de prescindencia con respecto a la misma, primero, y de reconocimiento del nuevo gobierno español, después, encubriendo una conducta conservadora que apoyaba la causa nacional. El conflicto español fue uno de los sucesos que mayormente impactó en la sociedad y política argentina fragmentando partidos, dividiendo familias, produciendo escisiones en los Centros regionales y haciendo que el gobierno adoptara medias contra posibles radicalizaciones en el ámbito político de la oposición, manteniendo ilegalizado el Partido Comunista, prohibiendo las asociaciones extranjeras y restringiendo, hasta lo absurdo, las políticas migratorias. El refugiado republicano pasó, así pues, a convertirse en un refugiado indeseable junto con los judíos y el resto de exiliados políticos los cuales no tenían cabida en un país, Argentina, cuya cúpula dirigente estaba influenciada por corrientes nazi-fascio-falangista”.